El calibre .22 LR

El .22LR (Long Rifle) es, sin duda, uno de los calibres más populares y difundidos del mundo. Prácticamente todas las marcas de cartuchería del mercado han fabricado munición de este excelente calibre. Esta amplia difusión internacional, unida a su bajo precio, han acabado por convertir al calibre .22 LR en uno de los cartuchos más valorados por los tiradores de todo el planeta.

Para explorar los orígenes de este popular calibre, debemos remontarnos a más de un siglo de antigüedad, concretamente al año 1887, fecha en la que la compañía estadounidense “J. Stevens Arms and Tools» lanzó al mercado el primer esbozo de lo que posteriormente se convertiría en el .22 Long Rifle. Este primer cartucho nacido en las postrimerías del siglo XIX, todavía utilizaba pólvora negra y, por su diseño, estaba considerado como una mera evolución de su predecesor: el .22 Long. En este sentido, el nuevo .22 LR compartía la misma vaina que el .22 Long, aunque ambos cartuchos se diferenciaban fundamentalmente en el proyectil que utilizaban: uno de 29 grains en el .22 Long, por uno de 40 grains en el .22 LR.

 

Desde su nacimiento, el .22 LR fue acaparando buenas críticas y su uso se fue extendiendo dentro de la sociedad norteamericana. Este éxito inicial propició que las firmas de cartuchería de la época se lanzaran a la carrera de crear nuevas versiones de esta munición de percusión anular. Bajo este contexto, en el año 1930, la casa Remington dio vida a lo que se considera como el primer cartucho de alta velocidad (High Velocity) del calibre .22 LR. Este cartucho estaba disponible en dos tipos de versiones: con proyectil blindado de 40 grains, o con una bala de punta hueca de 37 grains. A esta última versión se le bautizó con el apelativo de “Varmint» y pronto se popularizó entre los aficionados estadounidenses a la caza de pequeñas piezas.
El .22 en el tiro deportivo
Desde sus orígenes y hasta nuestros días, la expansión del .22 LR ha sido prácticamente irrefrenable. En este sentido, este cartucho ha logrado convertirse en la munición oficial de numerosas disciplinas de tiro deportivo. Los motivos que explican esta rápida difusión y esta gran aceptación por parte de los tiradores, radican fundamentalmente en el bajo coste de cada cartucho y en su más que aceptable precisión. A estas ventajas habría que añadir otras virtudes como su escaso retroceso o su inapreciable sonido, rasgos que han acabado aupando a este calibre a la cima de lo que podría denominarse munición deportiva.
Otra de las modalidades donde el .22 Long Rifle está ampliamente extendido es el tiro de ocio o recreativo. En este campo destaca sobre todo el uso de este calibre en carros conversores, que sirven para que el usuario disponga de un arma que puede funcionar con dos tipos de calibre. Por lo general, estos kits de conversión se utilizan con armas cortas de un calibre superior (por ejemplo 9mm Parabellum), y que, mediante una sencilla operación, pueden disparar cartuchos del .22 LR. Algunos de los kits más conocidos son los que se emplean en las pistolas de las marcas Glock, CZ, o en las Colt 1911.
El .22 también mata

El uso que hoy en día se le da a la munición del calibre .22 LR es básicamente recreativo. La mayoría de tiradores que optan por este cartucho lo emplean para participar en competiciones deportivas, hacer “plinking» (tiro a latas), entrenar (es más barato que otros calibres superiores), y en los países cuya legislación lo permite, para cazar pequeñas criaturas (varmint). Todo esto ha hecho que muchos tiradores olviden la verdadera perspectiva de un calibre ciertamente peligroso. Y es que el .22 LR también puede matar…

En este sentido, es de sobra conocido que algunas agencias de inteligencia y diversas unidades militares han utilizado el calibre .22 con cargas subsónicas y armas silenciadas para eliminar a perros guardianes o incluso vigilantes. Es más, en alguno de los últimos conflictos bélicos, los tiradores de elite han disparado con armas del calibre .22 LR en situaciones de combate urbano, donde los disparos a larga distancia carecen de sentido. Una de estas armas del calibre .22 preparadas para el uso policial o militar es el rifle ruso SV-99.

En todo caso, sí que hay que tener claro que el .22 LR no es el calibre más idóneo para la defensa personal. El motivo principal es su escaso poder de parada comparado con el de otros cartuchos más potentes como el 9mm o el .45 ACP (los más extendidos para estos menesteres). Sin embargo, esta menor potencia no implica necesariamente una menor efectividad, sobre todo teniendo en cuenta su elevada capacidad de penetración. Así, en disparos a corta distancia, el calibre .22 LR se convierte en una munición mortal.
Fuente: armas.es