Cuando hablamos de munición para armas cortas nos referimos a los cartuchos empleados en pistolas y revólveres. Existen infinidad de balas adaptables a las pistolas y los revólveres. La elección del tipo de proyectil dependerá del arma con la que se vaya a disparar y del uso que se le vaya a dar.
Por regla general, cuanto mayor sea el calibre (diámetro de la bala) mayor será el poder de parada, entendiendo este poder como la capacidad que posee una determinada bala de detener al objetivo con el menor número de impactos.
Otro aspecto que desempeña un papel muy importante en las balas para pistolas y revólveres es la forma y el material con el que está fabricada su punta. En este sentido, las puntas blandas y huecas cuentan con un mayor poder de parada. El motivo es que al impactar contra el objetivo la punta de la bala se ensancha, aumenta su superficie, y termina provocando un mayor efecto destructivo. Un ejemplo característico de este tipo de balas son las conocidas como “hollow-point”.
Conceptualmente, las pistolas y los revólveres no pueden emplear el mismo tipo de munición. Esto se debe a que el cargador con forma de tambor del revólver necesita unas vainas especiales que faciliten su carga y su extracción. Por otro lado, el cargador de la pistola, inicialmente con formato monohilera aunque la tendencia actual es el formato doble para aumentar su capacidad de carga, no requiere que las vainas presenten estas pestañas especiales que sí precisa el revólver. Pero a pesar de estas diferencias, existen ciertos modelos de pistolas y revólveres que sí pueden intercambiar su munición. Es el caso de algunos revólveres que pueden utilizar balas 9mm Parabellum, gracias a unas bridas especiales que se acoplan a los casquillos, y de ciertas pistolas como la Coonan o la Desert Eagle que también funcionan con cartuchos de revólveres (.357 y .44 Magnum).
Los cartuchos de armas cortas también están compuestos por 4 elementos fundamentales: la vaina o el casquillo, el detonante o pistón, la pólvora y la bala.